Las casualidades pueden ser de todo tipo, incluso arquitectónicas. Por eso, cuando Manuel Blanco, en su infancia, subía y bajaba la calle Lucio del Valle de Madrid para ir al colegio Claudio Moyano o al instituto Ramiro de Maetzu, nada le hacía presagiar que terminaría ejerciendo lo mismo que aquel, el puesto de director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) de la Universidad Politécnica (UPM). Las palabras tienen curiosas implicaciones para quien las usa, y los lugares afectan a las personas que los habitan, como él mismo sostiene. “Vivir en ese barrio del ensanche de Madrid, esa parte de Chamberí justo al límite de la franja entre Ríos Rosas e Islas Filipinas, definió en mí quizá un entendimiento de la ciudad… y de la vida”. Su educación familiar y seglar fueron “en casa, en donde era hijo único y viajábamos constantemente para ver museos y arquitectura,
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