El desarrollo sostenible ya no es solo una aspiración normativa sino que ha pasado a convertirse en un principio estructurador de las políticas económicas actuales. La Unión Europea (UE) ha adoptado un papel de liderazgo en este proceso de transformación, en especial a través del Pacto Verde Europeo y la Estrategia 2030, que relacionan el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental y la resiliencia territorial. En este marco, el comercio internacional se rediseña como un instrumento que debe alinearse con los compromisos globales en el ámbito climático y de desarrollo humano. Este rediseño del comercio queda reflejado en acuerdos como los firmados con Canadá (CETA) o el modernizado tratado con México (TLCUEM), los cuales incluyen cláusulas medioambientales y laborales que son vinculantes. Del mismo modo, el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) penalizará las importaciones de productos intensivos en carbono, y dará vigor al compromiso europeo de no trasladar su huella ecológica al
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