“La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. El Objetivo número 4 de Desarrollo Sostenible (ODS) tiene, concretamente, como objetivo “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para el año 2030.”
La educación es un derecho humano
El derecho a la educación está consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La declaración exige la educación primaria gratuita y obligatoria. La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989, va más allá al estipular que los países deberán hacer que la educación superior sea accesible para todos, sin distinción de edades, género, nacionalidades, etc.
Cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional reconoció que la educación es esencial para el éxito de sus 17 objetivos. La educación ofrece a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos una oportunidad de salir de la pobreza. Y un camino para alcanzar un futuro prometedor. Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.
Vías que transforman la educación
Un nuevo informe de la UNESCO refleja cómo los países están acelerando el progreso hacia el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre educación (ODS 4). Destaca siete vías importantes para que los países transformen sus sistemas educativos. Se basa en las conclusiones del informe “Transformar la educación para alcanzar el ODS 4. Informe de una encuesta mundial sobre las medidas adoptadas por los países para transformar la educación”. Fue publicado antes de la Reunión Mundial sobre la Educación 2024.
1. Examinar múltiples vías para transformar la educación
Enfatiza la necesidad de un enfoque polifacético y adaptado a cada contexto para transformar la educación. Es esencial reconocer que los países se encuentran en diferentes niveles en cuanto a sus trayectorias de transformación de la educación. Y que adoptarán diversos enfoques para apoyar lo que más necesitan en función de sus contextos específicos. La acción transformadora abarca cambios sistémicos de mayor envergadura. Estos se ajustan de manera más adecuada a las necesidades de aprendizaje en evolución dentro de cada nuevo contexto social.
2. Garantizar una financiación coherente de la educación
Es crucial dar prioridad a la financiación y mantenerla, así como adoptar medidas innovadoras para acelerar la transformación. Sin una financiación suficiente, la calidad de la educación puede disminuir. Ello repercutiría negativamente en el futuro de numerosos estudiantes. Para lograr una financiación eficaz de la educación es necesario reducir las deficiencias, mejorar la gobernanza y vincular las inversiones con los rendimientos educativos. Siempre centrándose en maximizar la repercusión y la rendición de cuentas.
3. Priorizar la inclusión, la equidad y la igualdad de género en la educación
La inclusión, la equidad y la igualdad de género ocupan el centro del ODS 4. De cara a los desafíos, los países se guían por estos principios a medida que transforman sus sistemas educativos. Lograr la inclusión requiere estrategias específicas y una transformación sistémica. Ello, para garantizar que todos los estudiantes tengan igual acceso a una educación de calidad, algo crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de aquí a 2030.
4. Adoptar la transformación digital para impulsar los cambios educativos
La transformación digital es esencial para transformar la educación. Y los países se centran en mejorar la conectividad, los recursos digitales y la formación de sus docentes. Todavía es necesario abordar la calidad de los contenidos digitales y garantizar que las plataformas digitales sean accesibles y seguras. Este esfuerzo hace referencia a la necesidad de evitar que la transformación digital exacerbe las desigualdades ya existentes en cuanto al acceso a la tecnología.
5. Invertir en los docentes para transformar la educación
Invertir en la profesión docente es crucial para transformar la educación. Esta inversión incluye mejorar el desarrollo profesional, dotar a los docentes de nuevas competencias pedagógicas, herramientas digitales y planes de estudios actualizados. Los docentes son la columna vertebral de la transformación de la educación. Y necesitan un apoyo sistémico para hacer frente a la carencia a escala mundial y satisfacer las cambiantes demandas de la educación. La mejora de las condiciones de trabajo, el fomento de una autonomía profesional y la garantía de una formación adecuada son cruciales para hacer que la profesión docente sea más atractiva y sostenible.
6. Adoptar un enfoque holístico y a lo largo de toda la vida para transformar la educación y apoyar el bienestar individual y social
Transformar la educación exige un planteamiento global e inclusivo que re imagine los planes de estudio. Igual con los métodos de enseñanza y las oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida. Un elemento central de esta transformación es la renovación de las prácticas educativas con miras a cultivar conocimientos diversos. Ello se logra mediante perspectivas interdisciplinarias e interculturales. Esto incluye la integración de la sostenibilidad ambiental y las capacidades socioemocionales en los diferentes planes de estudios. Con miras a preparar a los alumnos para que puedan hacer frente a los desafíos del futuro como individuos resilientes y completos. Se hace mención así a las estrategias pedagógicas innovadoras y el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de resolución de problemas
7. Involucrar a las partes interesadas, en particular a los jóvenes y los estudiantes, para una mayor transformación de la educación
Numerosos son los países que reconocen cada vez más la importancia de integrar la participación de los jóvenes en sus marcos de gobernanza. Es algo que garantiza que se incluya la voz de las personas a quienes corresponde más la transformación de la educación a la hora de formular las políticas y de llevar a cabo los procesos de toma de decisiones. La participación genuina y significativa de los jóvenes es inclusiva, responsable y basada en los derechos.
La educación ilumina cada etapa del camino hacia una vida mejor. Sin embargo, el poder sin igual de la educación para favorecer el alcance de los objetivos más amplios de desarrollo solo puede ser plenamente efectivo si se ejerce en la equidad.