Voluntariados que forman universitarios íntegros

Participar en este tipo de programas permite que integren el compromiso, la responsabilidad y la solidaridad en sus vidas

Las universidades han sido tradicionalmente espacios destacados para la transformación social, cultural y política. El voluntariado en este entorno, amparado por la Ley de Voluntariado 45/2015, que sirve de marco para los programas de promoción, difusión y ejecución de acciones voluntarias, adquiere un papel fundamental en esa transformación. “El voluntariado ofrece una formación integral al estudiante para que se forme en su paso por la Universidad no solo para ser un excelente profesional, sino también para ser un ciudadano participativo, sensible a los problemas sociales y ambientales de su tiempo”, explica Silvia Arias Careaga, directora de la Oficina de Acción Solidaria y Cooperación de la Universidad Autónoma de Madrid. Este centro universitario fue uno de los primeros en ofrecer, hace dos décadas, este tipo de programas de voluntariado.

La sociedad española sigue siendo solidaria, a pesar de los cambios en la forma de vida y las sucesivas crisis. Vicente Ballesteros Alarcón, profesor de la Universidad de Granada y voluntario de la Plataforma del Voluntariado de Granada, lamenta que no hay datos totalmente fiables sobre el número de voluntarios, ya que el INE no ha hecho un estudio en profundidad, pero la Plataforma del Voluntariado de España sí estima que entre el 8% y el 10% de la población está comprometido con este tipo de actividades. Estamos, eso sí, según Ballesteros, muy por debajo de nuestros vecinos continentales. “El porcentaje de población voluntaria en España es menor que el de otros países europeos. Además, si pensamos en la edad en la que somos más solidarios y comprometidos con el voluntariado, hemos de decir que son los adultos entre 30 y 60 años”, señala, y añade que tener estudios superiores es, de hecho, un predictor para ser voluntario: la mayoría son o han sido universitarios, pudiendo ser el nivel socioeconómico un marcador claro a la hora de poder dedicar tiempo al voluntariado.

Entorno local

Desde hace una década, la Fundación Mutua Madrileña publica el Estudio sobre voluntariado universitario con el objetivo de analizar la realidad de este tipo de programas. En el último informe, en el que se analizan las actuaciones de voluntariado comprendidas durante el curso académico 2021-2022, han participado 39 universidades españolas y 65 ONG. Entre los datos más destacables encontramos que los voluntarios dedican entre dos y cuatro horas a la semana a este tipo de actividades, o que el 91% de los proyectos se realizan en España (nueve de cada diez acciones se desarrollan en la misma ciudad o provincia donde se encuentra el centro universitario).

“Organizar programas de voluntariado local es más habitual porque es más fácil de organizar, los contactos se realizan con ONG del entorno y normalmente conocidas ya por la Universidad; es más barato, no implica apoyo para el envío, desplazamientos ni estancia, y no precisa de un seguimiento tan estrecho que ayude a la adaptación cultural. Tras la pandemia fue difícil volver a recuperar este tipo de voluntariado dadas las limitaciones que hubo en los viajes”, explica Silvia Arias Careaga.

En un artículo elaborado desde la Plataforma del Voluntariado de España titulado El aprendizaje más allá del aula: el papel del voluntariado en el desarrollo de competencias, se exponen los distintos contextos de aprendizaje y el papel que el voluntariado tiene en cada uno de esos contextos; destacando cómo la acción voluntaria mejora el desarrollo personal pero también el profesional. Para Juan Carlos Maroto Martos, docente que ha trabajado en el Servicio de Voluntariado de la Universidad de Granada (UGR Solidaria), es importante destacar que aunque la solidaridad es el principal motivo que mueve a los estudiantes a hacer voluntariado, “y la valoración que hacen de su experiencia de voluntariado es positiva (25%) o muy positiva (65,8%) mayoritariamente”, especifica, también existe un claro interés en adquirir experiencia preprofesional. Desde UGR Solidaria coordinan actuaciones con más de 130 ONG y la participación de más de 2.000 voluntarios de la Universidad de Granada.

Aportes a la sociedad

Si bien la Universidad asume el servicio público de impartir la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio, para Vicente Ballesteros son funciones que deben estar al servicio de la sociedad. Por tanto, según el experto, aunque el altruismo y la solidaridad no son sus fines principales, sí podrían contribuir a la sociedad colaborando y cooperando con esta mediante el estudio, la investigación y la docencia crítica en torno a los problemas y necesidades sociales. “Un medio fundamental de promoción del voluntariado sería favorecer la metodología del aprendizaje servicio en el ámbito universitario, metodología que acercaría en un modo crítico a la sociedad real a los jóvenes. Para ello es fundamental la colaboración y la cooperación de las universidades con las organizaciones de voluntariado en su ámbito de estudio, investigación y docencia, así como favorecer métodos de acercamiento a los problemas sociales desde las aulas”, sostiene Ballesteros.

Silvia Arias Careaga añade: “Promocionar y formarse en voluntariado durante la etapa universitaria es una forma excelente de integrar la solidaridad como parte también fundamental de la educación”. De esta manera, según Arias, el compromiso, la responsabilidad y la solidaridad se convierten en elementos fundamentales de la vida de los jóvenes universitarios de una manera ya irreversible. “Ser solidario se convierte en una forma también de ser universitario”, dice.

Acciones en femenino

Los distintos estudios en torno al voluntariado en universidades destacan las facultades de letras como las que más voluntariado aportan. En cuanto al tipo de voluntariado, optan mayoritariamente por organizaciones que trabajan con población infantil, discapacitados, migrantes y personas sin hogar. Otro dato destacable es que el porcentaje de mujeres que participan en programas de voluntariado es muy superior al de hombres. En la Universidad de Granada, por ejemplo, el 86% del voluntariado es femenino. Según Juan Carlos Maroto, tradicionalmente siempre ha habido un mayor número de mujeres voluntarias. Esto, para Silvia Arias, podría explicarse por el hecho del papel de la mujer relacionado desde siempre con el cuidado hacia los demás. “Ese rol de género, sin duda, debe cambiar, y facilitar y trabajar para que también la educación en el cuidado sea parte de la formación de los hombres, consiguiendo así una sociedad más igualitaria”, concluye.

Fuente: https://elpais.com/

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