Durante 2020, el mundo experimentó en ocho semanas cambios que en condiciones normales habrían requerido al menos cinco años. España no fue ajena al fenómeno global: los profesionales accedieron al teletrabajo de la noche a la mañana y los docentes y estudiantes pasaron de habitar los campus a seguir sus clases online, todo en un tiempo récord. Pero no solo estos actores, casi todos los eslabones de la sociedad, desde el comercio hasta la atención médica, se sirvieron de la tecnología para hacer frente a los efectos de la pandemia. Sin embargo, tras las cifras espectaculares se esconden profundos cambios cualitativos que afectan a la manera en que las tecnologías forman parte de nuestras vidas. En lo concreto, las instituciones tuvieron que atravesar un acentuado proceso de reflexión e inflexión para hacer frente a una situación que ya se venía imponiendo como tendencia y que terminó por consolidarse de manera
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