La reciente Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que acaba de culminar en Nueva York, se presentaba como un hito para acelerar las acciones en favor de las personas y el planeta. Era el momento para exigir a los líderes mundiales pasar de las palabras a la acción. El secretario general de la ONU, António Guterres, fue claro en su discurso: “Actualmente solo el 15% de las metas de desarrollo sostenible que nos marcamos en 2015 van por buen camino y lo que es peor: muchas incluso están retrocediendo”. Sin embargo, a pesar de esta urgencia por actuar, las diferencias políticas entre los países siguen obstaculizando consensos básicos. Esta última cumbre también dejó puntos y demandas que no se pueden seguir obviando: aumentó la presión para introducir reformas profundas en la Organización de las Naciones Unidas y las instituciones financieras internacionales, las discusiones sobre aceleración del desarrollo sostenible están
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