La celebración del Día Mundial de las Ciudades nos tiene que servir para recordar que las ciudades son enormes sumideros de energía, agua, materiales e información y, por tanto, en absoluto autosuficientes ni sostenibles. Urge un cambio radical. Las ciudades, por su propia naturaleza y configuración, actúan como grandes sumideros de energía, agua, materiales e información, al tiempo que exportan residuos y contaminación, en definitiva, desorden (entropía), para poder mantener su orden interno. Su huella ecológica es inmensa: precisan de enormes superficies de territorio, allende sus fronteras, para movilizar los flujos de energía, agua, materiales e información con los que mantener su metabolismo urbano. Tales niveles de consumo no se podrán mantener indefinidamente, pues para que fuera posible necesitaríamos varios planetas más, con los cuales no contamos. Lo que quiero expresar con este párrafo introductorio es que los sistemas urbanos son, por definición, insostenibles (al menos en su configuración actual),
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