En un mundo cada vez más consciente de los desafíos globales, los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) están cobrando protagonismo en el ámbito financiero. Los inversionistas no solo buscan rentabilidad, sino que también exigen que las empresas contribuyan a un futuro más sostenible. Este enfoque, además de estar alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, está demostrando tener un impacto positivo en el desempeño financiero a largo plazo.
A medida que el mundo avanza hacia un futuro más sostenible, los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) están transformando la manera en que los inversionistas toman decisiones. Ya no se trata solo de maximizar el rendimiento económico, sino también de asegurar que las empresas en las que invierten sean responsables desde el punto de vista social y ambiental. Este cambio es esencial para avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
Antes de avanzar, es preciso recordar de qué hablamos cuando decismo criterios ESG. Los criterios ESG son una serie de estándares utilizados por los inversionistas para evaluar el impacto ético y sostenible de una empresa. Estos abarcan tres áreas clave:
- Ambiental: Incluye las prácticas de la empresa en cuanto a la reducción de emisiones de carbono, el uso eficiente de recursos y la gestión de residuos. Es una forma de medir cómo una compañía mitiga su impacto en el cambio climático y otros retos ambientales.
- Social: Este criterio evalúa cómo una empresa trata a sus empleados, las comunidades donde opera, los derechos humanos y la diversidad. Las empresas que promueven la equidad y el bienestar dentro y fuera de sus operaciones son más valoradas bajo estos estándares.
- Gobernanza: Hace referencia a cómo una empresa se gestiona a nivel interno, incluyendo la transparencia, la ética empresarial, la diversidad en su liderazgo y las prácticas contra la corrupción. Una buena gobernanza es fundamental para generar confianza en los inversionistas.
Cada vez más, los inversionistas están utilizando estos criterios como una forma de identificar oportunidades que no solo generen retornos financieros, sino que también contribuyan a un futuro más justo y sostenible. Según un estudio de la consultora PwC, se espera que los activos gestionados con enfoque ESG crezcan un 84 % para 2026, lo que demuestra el creciente interés por estas inversiones.
Este enfoque no es solo ético, también es estratégico. Las empresas que cumplen con criterios ESG suelen tener una mayor resiliencia ante riesgos, como los efectos del cambio climático, fluctuaciones regulatorias o escándalos éticos. Además, las prácticas sostenibles se han relacionado con una mejora en la reputación de las compañías, lo que puede traducirse en lealtad del cliente y, por tanto, en un desempeño financiero más estable a largo plazo.
La inversión sostenible no solo es beneficiosa para los inversionistas y las empresas, también es fundamental para avanzar en los ODS de las Naciones Unidas. Estos 17 objetivos abordan una amplia gama de desafíos globales, como el cambio climático, la pobreza, la igualdad de género y la justicia social. En este sentido, los criterios ESG sirven como una herramienta clave para canalizar inversiones hacia proyectos y empresas que trabajan para alcanzar estos objetivos.
Por ejemplo, los criterios ambientales alinean a las empresas con el ODS 13: Acción por el clima, mientras que los aspectos sociales se conectan con el ODS 5: Igualdad de género y el ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico. La gobernanza, por su parte, es esencial para el ODS 16: Paz, justicia e instituciones sólidas, promoviendo prácticas empresariales éticas y transparentes.
Los expertos afirman que, aunque algunos inversionistas tradicionales siguen siendo escépticos sobre el impacto financiero de la inversión sostenible, múltiples estudios han demostrado que las empresas con sólidos criterios ESG tienden a tener un mejor desempeño financiero a largo plazo. Un análisis del banco de inversión Morgan Stanley encontró que las inversiones sostenibles han mostrado una mayor estabilidad en tiempos de crisis económica, como durante la pandemia de COVID-19.
Además, muchas empresas que lideran en prácticas ESG están innovando y adaptándose a nuevas regulaciones y expectativas del mercado, lo que les otorga una ventaja competitiva frente a aquellas que no lo hacen. El enfoque en la sostenibilidad les permite reducir costos a través de la eficiencia energética, gestionar mejor los riesgos y atraer a una base de consumidores y empleados más conscientes y comprometidos.
Sin dudas, avanzar en la adopción de criterios ESG no es solo una cuestión de responsabilidad corporativa, sino también una necesidad urgente para abordar los desafíos globales que amenazan nuestro futuro. Invertir en empresas que lideran en sostenibilidad es clave para cumplir con los ODS y construir una economía más resiliente y equitativa.
Para cumplir con la Agenda 2030, es fundamental que más inversionistas y empresas adopten los criterios ESG como parte central de su estrategia. No solo se trata de mitigar los riesgos, sino de generar un impacto positivo que trascienda los balances financieros y construya un mundo más justo y sostenible para las generaciones futuras.
Fuente: https://diarioresponsable.com/