Hoy, 23 de septiembre, es un día señalado en el calendario: el día internacional contra la explotación sexual y el tráfico de mujeres, niñas y niños.
A la hora de acercarnos a lo que envuelve este día, lo primero que se pone de manifiesto es la dificultad de obtención de datos precisos y reales: en nuestro país, de acuerdo con las fuentes publicadas por el Ministerio de Igualdad, los primeros estudios I+D datan del año 2006, es decir, su abordaje es muy nuevo si lo comparamos con otras materias. A esto hay que unir la dificultad que envuelve a la temática en sí misma, puesto que obviamente la trata conlleva clandestinidad, marginalidad, exilio y un largo etcétera que redunda en la carencia de datos. No se puede desdeñar tampoco la variable ética, por el carácter intrusivo que, en este caso, cualquier estudio puede tener sobre las víctimas. El resultado de todo esto es una importante invisibilidad social que tristemente, no se queda en los números.
El resultado de todo esto es una importante invisibilidad social que tristemente, no se queda en los números
Actualmente, en España, el Plan Operativo para la protección de los derechos humanos de mujeres y niñas víctimas de trata, explotación sexual y mujeres en contexto de prostitución, enmarcado en el cuatrienio 2022-2026, conocido como “Plan Camino”, ha supuesto un importante avance en nuestro país, en primer lugar para las víctimas, en segundo lugar para las entidades y sus trabajadoras que ponen su objeto de trabajo en la protección y dignificación de quienes sufren la explotación sexual, vertebrado a través del apoyo social, psicológico y sociolaboral, y en tercer lugar, al objeto de estudio en sí, puesto que el Plan Camino busca también la sistematización de información y datos que ayude a la hora de tomar medidas y conciencia sobre este problema.
Probablemente para gran parte de la sociedad extremeña este problema sea ajeno, desconocido o incluso piensen que no se da en la Extremadura actual, si bien, lamentablemente, es una realidad en nuestra comunidad autónoma, así como en el resto del territorio nacional, y con el presente artículo no sólo se quiere poner esto sobre la mesa, sino también poner énfasis en la exposición y vulnerabilidad de las mujeres del tercer sector que luchan por su erradicación: mujeres extremeñas valientes, expertas en materias variadas (abogadas, psicólogas, trabajadoras sociales, educadoras sociales, mediadoras, técnicas de empleo, etc.), y que no pueden exponer su nombre, su palabra, su voz o su imagen en una mesa de trabajo, un artículo o una entrevista, por la cercanía de los oídos y los ojos de tratantes y proxenetas. Por supuesto este artículo también es para el resto de compañeras que operan en otros territorios, y que se exponen a los mismos problemas, así como para las todas las víctimas, por las que seguiremos luchando y trabajando.
…este artículo también es para el resto de compañeras que operan en otros territorios, y que se exponen a los mismos problemas, así como para las todas las víctimas, por las que seguiremos luchando y trabajando
El contexto en el que estas mujeres se mueven en la lucha contra la trata es de hostilidad: en Extremadura los espacios de prostitución son públicos, pero también privados, lo que dificulta su trabajo y expande la peligrosidad a la que se exponen, alejándose del fin que persiguen, puesto que las víctimas, en estos espacios, son más inaccesibles, entorpeciéndose su detección, y, por ende, su protección y ayuda. Las mujeres y niñas a las que consiguen acceder son supervivientes de la explotación sexual: personas engañadas, ultrajadas, extorsionadas por cargas familiares, a lo que hay que sumar la vulnerabilidad socio-económica, derivada de una situación administrativa irregular. Reconstruir una vida no es fácil en contextos mucho más amables, por lo que no son pocas quienes quedan marcadas y señaladas, rompiéndose no sólo sus vidas, sino ellas mismas, ya que el foco, la culpabilidad y el estigma recae sobre la víctima.
Queda por lo tanto mucho por hacer: se hace necesaria una ley abolicionista, la necesidad de continuidad y agilidad de políticas como el Plan Camino, que abogan por la protección y la reparación, y el apoyo a nivel territorial, puesto que en comunidades como la nuestra no se puede obviar la merma presupuestaria en el área social, puesto que, tras el recorte de más de tres millones de euros en materia de cooperación, las manos internacionales que ayudan desde nuestra tierra a cercenar la trata han sido cortadas, lo que acrecienta la vulnerabilidad de las víctimas y precariza a todas las ciudadanas extremeñas que trabajan en este difícil sector.
Por todas esas extremeñas valientes, por todas las compañeras del resto de España, por las asociaciones y las entidades, su lucha, y por supuesto por todas las víctimas, se debe tomar conciencia de lo que conlleva el consumo de pornografía y prostitución, así como el fomento o realización de cualquier comentario o conducta que enaltezca la trata, el odio y la discriminación. Esta semana tendremos constancia de la celebración, tanto en Extremadura, como fuera de ella, de jornadas, eventos, mesas, etc., en torno a la trata, resaltando el trabajo también del personal de educación, cooperación, investigación, comunicación, etc., mujeres también valientes que son escudo de sus compañeras y de las propias víctimas.
No guardemos silencio.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/