Ahora que hemos llegado al ecuador del progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es necesario hacer frente a la brecha migratoria de la Agenda 2030, y que así la migración sea gobernada globalmente y no gestionada como un problema que debamos limitar. Un nuevo discurso y marco de referencia migratorio debe asegurar el impacto positivo de la migración, avanzando así en el éxito interconectado de la Agenda 2030 y la transformación hacia un nuevo contrato social.
El marco de los ODS reconoce la migración como motor del desarrollo. Afirma que “los objetivos y metas se cumplirán para todas las naciones y pueblos y segmentos de la sociedad” y también que los más vulnerables —las mujeres y los menores migrantes— están menos protegidos. Aun así, este alcance y discurso son limitados e infrarrepresentan la naturaleza compleja y multidimensional de la migración. Sólo las metas 8.8 (Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y sin riesgos para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes), 10.7 (Facilitar la migración y políticas migratorias ordenadas) y 10.c (Reducción de costes de remesas de los migrantes) mencionan explícitamente a los migrantes o la migración. En 2020 se incluyó el indicador 10.7.4, el único que aborda a los refugiados.
La necesidad de reconocer a los refugiados climáticos en el derecho internacional se debe incluir en la Agenda 2030 y sus objetivos
¿Quién se queda atrás?
La Agenda 2030 muestra una inclusión insuficiente de la migración. Refleja potencialmente las tensiones migratorias de 2015. Por lo tanto, la Agenda debe dejar de enmarcar la migración como una circunstancia temporal y no planificada que necesita una gestión occidental y debe adoptarse como un motor integral del desarrollo sostenible y la transformación que debe gobernarse a nivel mundial.
En el contexto del cambio climático, la gobernanza de la migración es especialmente importante. En la actualidad, más de mil millones de personas viven en zonas bajas que corren el riesgo de sufrir los efectos del clima costero de aquí a 2050, según el Banco Mundial. La medida en que el cambio climático vaya a magnificar los movimientos demográficos en un futuro próximo depende de la cooperación mundial y las políticas coherentes de mitigación y adaptación dentro de distintos marcos multilaterales.
En 2019, 25,9 millones de refugiados quedaron excluidos y rezagados de los ODS. Esto se debe a su exclusión en la recopilación de datos, presentación de informes, seguimiento y planes de desarrollo de los ODS, y al hecho de que los refugiados climáticos todavía no están reconocidos por el derecho internacional.
Los escasos datos sobre el bienestar de los refugiados son graves. El 70% de los sirios en Líbano viven por debajo del umbral nacional de pobreza, frente al 26% de los nacidos y residentes en dicho país. En el caso de Etiopía, el 6% de los niños eritreos tienen fluidez lectora a los 10 años, mientras que los nacidos en Etiopía alcanzan el 15%, según los datos de International Rescue Committe.
Un nuevo objetivo migratorio podría desempeñar un papel decisivo en varias dimensiones del desarrollo sostenible, garantizando que nadie quede atrás, abordando desafíos globales y siendo un motor del desarrollo. Asimismo, serviría para garantizar que las necesidades y vulnerabilidades específicas de todos los tipos de migrantes se aborden explícitamente en las agendas de desarrollo nacionales y mundiales. La necesidad de reconocer a los refugiados climáticos en el derecho internacional se debe incluir en la Agenda y sus objetivos, comprometiéndose así con los derechos humanos, igualdad de oportunidades y la inclusión social, independientemente del estatus migratorio.
La continuada omisión de la migración en los ODS dejará a muchos atrás el día de mañana
Partir de la base del Pacto Mundial sobre Migración (PMM) serviría de marco sólido y fundamental para mejorar el compromiso y la rendición de cuentas, la coherencia política, el desglose y la recopilación de datos, la cooperación y el cambio de paradigma en la noción de la migración como un problema a gestionar.
El Pacto Mundial sobre Migración y los ODS ya comparten varios conceptos de trabajo decente, cooperación, situación legal, vulnerabilidades y acceso a servicios básicos. Sin embargo, al promover el pacto como objetivo, debe establecerse de forma más explícita un consenso global sobre protección social, reintegración, remesas, contribuciones, discriminación, trata de seres humanos, desarrollo de vías, documentación e identidad. Hace falta una mayor responsabilidad en torno a la colaboración global y compromisos migratorios. Solo 163 países han firmado el PMM, mientras que las 191 miembros de Naciones Unidas se comprometen con los ODS. Esto significa que países clave como Estados Unidos, Italia, Israel, Letonia, Polonia y Australia tendrán que rendir cuentas de sus compromisos migratorios mundiales.
La continuada omisión de la migración en los ODS dejará a muchos atrás el día de mañana. La necesidad de ir más allá de la limitada noción lineal de clasificar a los países como origen, destino o tránsito y sus correspondientes responsabilidades debe traducirse en un compromiso global y en la gobernanza de la migración. Un objetivo que reconozca e implemente este cambio dibujará un panorama migratorio más realista, en el que la migración es un motor complejo del desarrollo en lugar de un desafío. Nos encontramos ante una oportunidad única para comprometernos a definir un camino realista en el que de verdad nadie quede atrás.
Más allá de su relevancia institucional, un nuevo ODS contribuirá al debate migratorio e irá más allá de la idea de la migración como una amenaza para la sociedad o un reto humanitario. Este mensaje no sólo va dirigido a los conservadores y a su idea de la migración como una carga cultural y económica, sino también a la sociedad civil, las ONG y los partidos políticos. El discurso migratorio debe reconfigurarse para que esta idea se lleve a cabo, y este artículo pretende desafiar las miradas victimistas y salvadoras hacia los inmigrantes, incluso desde las ONG y la izquierda política. De cara al futuro, un ODS migratorio sería responsable de reconfigurar el discurso migratorio y sus marcos verticales, generando diálogos inclusivos que integren y escuchen activamente a las personas.
Rodrigo Autric es investigador especializado en Desarrollo Sostenible y Gobernanza.
Fuente: https://elpais.com/