Cuando los ciudadanos conocen la verdad, los gobiernos funcionan mejor. Cuando la información fluye libremente, las sociedades prosperan. Y cuando el secretismo se sustituye por la transparencia, se salvan vidas. La información creíble es la base para generar confianza y resiliencia en nuestro mundo interconectado.
Un derecho fundamental en las sociedades basadas en los derechos humanos
El acceso a la información (ATI por sus siglas en inglés) se reconoce desde hace tiempo como la piedra angular de una gobernanza transparente y una toma de decisiones informada. Desde 1945, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha considerado este principio como fundamental para su misión, consagrado en el llamamiento a “promover la libre circulación de las ideas mediante la palabra y la imagen”.
En estas ocho décadas, hemos avanzado significativamente. Cuando se promulgó la Constitución de la UNESCO, solo un país contaba con una ley de libertad de información. Cuarenta y cinco años después, a principios de la década de 1990, solo una docena de países contaban con este tipo de legislación. Hoy en día, 139 naciones cuentan con leyes de libertad de información vigentes, que cubren al 90 por ciento de la población mundial. Los ciudadanos presentaron la asombrosa cifra de 6,4 millones de solicitudes de información en 2024. Sin embargo, persisten importantes deficiencias: solo el 55 por ciento de los africanos y apenas el 15 por ciento de los habitantes de Oriente Medio y el Norte de África se acogen a la protección de la libertad de información.
Diversos hitos han reforzado los principios del ATI, como la Declaración de Brisbane de 2010, la Declaración de Finlandia de 2015 y la histórica Conferencia Panafricana sobre el Acceso a la Información de 2011, que impulsó a la UNESCO a designar el 28 de septiembre como día mundial de reflexión sobre el derecho a la información. En 2015, la Conferencia General de la UNESCO proclamó formalmente el 28 de septiembre como el Día Internacional del Acceso Universal a la Información (DIAUI). Cuatro años después, la Asamblea General de las Naciones Unidas también adoptó esta celebración, integrando firmemente el ATI en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
La UNESCO ha reiterado su compromiso con el ATI en la Declaración de Tashkent sobre el Acceso Universal a la Información, cuyo objetivo es impulsarla a nivel mundial, y en la Declaración de Windhoek+30, que reafirma la información como un bien público. Las Conferencias Generales de la UNESCO de 2021 y 2023 respaldaron aún más estos principios.
El ATI también está integrado en los propios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La meta 16.10 de los ODS exige el acceso público a la información como medida clave del progreso hacia la paz, la justicia y unas instituciones sólidas. La UNESCO es la encargada de custodiar el indicador global de este Objetivo (16.10.2), lo que le otorga un papel de liderazgo no solo en la promoción, sino también en el seguimiento del progreso a nivel mundial.
Manila 2025: una década de reconocimiento mundial
El próximo hito importante se celebrará en Manila, Filipinas, del 29 al 30 de septiembre de 2025, cuando la UNESCO y el Gobierno de Filipinas copatrocinarán la Conferencia Mundial DIAUI.
El tema de la Conferencia, “Garantizar el acceso a la información ambiental en la era digital”, es sumamente urgente. Ante las inundaciones, los incendios forestales y la subida del nivel del mar que amenazan a millones de personas, la necesidad de datos ambientales fiables y oportunos nunca ha sido mayor. En la reunión de Manila se debatirá sobre la cooperación regional y se presentarán nuevas iniciativas de la UNESCO, como la Iniciativa Mundial para la Integridad de la Información sobre el Cambio Climático.
También será un foro para la acción: la UNESCO instará a los más de 50 países que aún no tienen leyes ATI a cerrar la brecha ante la disrupción climática.
Concientización y prestación de asistencia
Desde 2020, la UNESCO ha organizado más de 120 eventos de sensibilización para promover el derecho a la información organizando una celebración anual del DIAUI.
Además de convocar conferencias, la UNESCO desempeña un papel práctico en el fortalecimiento de los sistemas de ATI. Recopila datos anuales de encuestas globales de más de 120 países, lo que convierte a su base de datos en el registro más fiable de los avances en este campo. Apoya a organismos de supervisión, como la Red Africana de Comisiones de Información. La UNESCO también desarrolla herramientas profesionales, como el Código de Gestión de Registros para África y la Declaración de Accra sobre la transparencia de los macrodatos, emitida en la Conferencia DIAUI de 2024, celebrada en Accra (Ghana).
La lógica es simple: el ATI no es abstracto. Es el puente que permite a los ciudadanos exigir justicia, a los periodistas denunciar la corrupción y a las comunidades acceder a servicios básicos.
Cuando la información salva y mejora vidas
Desde las aldeas de la India hasta los hospitales de Brasil, la lección es la misma: la información es poder.
El impacto del acceso a la información se aprecia mejor a través de historias reales. Uno de los relatos más conocidos proviene de Brasil, donde Los periodistas descubrieron que órganos destinados a trasplantes se almacenaban mientras aviones gubernamentales transportaban a funcionarios. La exclusiva, obtenida a través de ATI, impulsó al presidente de Brasil a reescribir las normas. Como resultado, se salvaron casi 500 vidas.
Las leyes de acceso a la información pueden facilitar el acceso a la educación. En Tailandia, una madre que buscaba respuestas sobre la admisión fallida de su hija a la escuela exigió ver los exámenes bajo la ley ATI vigente en ese país. La revelación expuso sistemas de admisión fraudulentos, lo que obligó a implementar reformas que abrieron las puertas a todos los estudiantes.
Las leyes de ATI también combaten la corrupción. En la India, en la zona rural de Maharashtra, los aldeanos utilizaron la Ley de Derecho a la Información para denunciar la falta de fondos en un proyecto de suministro de agua. Con las pruebas en mano, obligaron a las autoridades a finalizar la obra. El resultado: grifos que funcionan y agua potable limpia.
¿Qué hace que una ley ATI sea sólida?
Lamentablemente, contar con una ley vigente no es suficiente. Las leyes de ATI más rigurosas comparten ciertas características: se aplican ampliamente, incluso a entidades privadas si gastan fondos públicos; establecen procedimientos claros y de bajo costo; imponen plazos estrictos; y garantizan una supervisión independiente. Estas leyes también limitan las exenciones y exigen la publicación proactiva de datos clave.
Cuando faltan estos elementos, el secretismo vuelve a imponerse. Por ello, la UNESCO colabora con los gobiernos, en particular con los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), para diseñar una legislación eficaz y adaptada a sus necesidades. Para los PEID, donde los recursos son limitados y las instituciones frágiles, la UNESCO y el Centro para el Derecho y la Democracia están elaborando una Ley Modelo de ATI que ofrece igualdad de condiciones con las naciones más grandes.
El desafío de la era digital
La transparencia se enfrenta hoy a una nueva frontera: la tecnología. Plataformas como AskTheEU.org facilitan la presentación de solicitudes, mientras que los portales de datos abiertos permiten a los ciudadanos analizar presupuestos, niveles de contaminación y estadísticas sanitarias en tiempo real. Sin embargo, la revolución digital también presenta nuevos desafíos: cómo gestionar grandes flujos de datos, proteger la privacidad y garantizar la interoperabilidad transfronteriza.
La Declaración de Accra ofrece orientación e insta a los Estados a adaptar sus marcos de ATI a una era de inteligencia artificial, almacenamiento en la nube y flujos transfronterizos.
La UNESCO también ha destacado la importancia de discutir políticas sobre el acceso a los datos en manos de actores privados, como las plataformas digitales.
Un bien universal
Acceso universal a la información es más que papeleo. Es tan vital para una sociedad sana como el aire limpio. Empodera a comunidades en situación de marginación y vulnerabilidad, capacita a periodistas para exigir responsabilidades a los poderosos y reconstruye la confianza en las instituciones.
Cuando los funcionarios se niegan a responder, a menudo son los periodistas y activistas quienes insisten, convirtiendo el ATI en una herramienta contra la corrupción y los problemas desatendidos. Y el vínculo es bidireccional. Los periodistas y activistas no pueden actuar en interés público sin acceso a información precisa y oportuna. Al mismo tiempo, el ATI a menudo no alcanza su potencial si los medios de comunicación no la recogen, investigan y difunden. Juntos, constituyen la columna vertebral de la rendición de cuentas. Los Estados miembros deben garantizar que los marcos jurídicos del ATI generen sinergias para todos los actores involucrados en el proceso.
Por eso es tan importante el DIAUI 2025 en Manila. Mientras líderes mundiales, la sociedad civil y expertos se reúnen, el mensaje es claro: el acceso a la información no es opcional. Es la base del periodismo como bien público, de la resiliencia climática, de los derechos humanos, de los sistemas de rendición de cuentas y de una gobernanza al servicio de la ciudadanía.
En una era de desinformación, información errónea y crecientes riesgos globales, la transparencia no es un lujo para las democracias. Es una estrategia de supervivencia.
En esencia, el ATI es una promesa universal: nadie debe quedar en la oscuridad.
Fuente: https://www.un.org/