En 2024, más de 2.100 millones de personas continuaban sin acceso a agua potable gestionada de forma segura, según el último informe del Programa Conjunto de Monitoreo de la OMS y Unicef. Aunque la cobertura global pasó del 68% al 74% desde 2015, las carencias son especialmente graves en las zonas rurales y en los países menos desarrollados.
El nuevo informe del JMP sobre agua, saneamiento e higiene advierte de que las brechas en el acceso básico a servicios esenciales persisten a pesar de las mejoras registradas en la última década. Mientras en las ciudades la cobertura se ha mantenido estable en torno al 83%, en áreas rurales ha subido del 50% al 60%, lo que explica el avance global. Sin embargo, el ritmo actual está lejos de garantizar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
Avances desiguales entre zonas urbanas y rurales
El estudio confirma que la disparidad entre entornos urbanos y rurales sigue marcando el acceso al agua. Mientras las grandes ciudades han consolidado su cobertura, los pueblos y comunidades apartadas dependen todavía de fuentes inseguras o de servicios limitados.
En 2024, 89 países habían alcanzado la cobertura universal —más del 99% de la población— en servicios básicos, y 31 países lograron acceso universal a servicios gestionados de forma segura.
Los países menos desarrollados duplican el riesgo de carecer de agua y saneamiento básicos en comparación con el resto del mundo
Saneamiento e higiene: los grandes olvidados
El problema no se limita al agua. El informe cifra en 3.400 millones de personas las que carecen de saneamiento gestionado de forma segura. Dentro de este grupo, 354 millones practican la defecación al aire libre, una práctica que sigue siendo habitual en comunidades sin infraestructuras.
En cuanto a la higiene, 1.700 millones de personas no disponen de servicios básicos en sus hogares y 611 millones carecen de cualquier instalación de lavado.
La falta de saneamiento y de higiene adecuada multiplica los riesgos de enfermedades infecciosas, especialmente entre la infancia
Consecuencias para la salud pública
Las carencias en agua, saneamiento e higiene tienen un efecto directo en la salud y la educación. Según la OMS, enfermedades prevenibles como las diarreicas siguen provocando cientos de miles de muertes al año, sobre todo en la niñez. Además, las desigualdades afectan de manera especial a las niñas, que cargan con la recogida de agua y enfrentan mayores obstáculos durante la menstruación.
El informe subraya también que 9% de los centros de salud del mundo no cuentan con agua básica, 8% carecen de saneamiento y 9% no disponen de medidas de higiene adecuadas, lo que impacta en la atención a millones de pacientes.
El acceso universal al agua y al saneamiento es un derecho humano y una condición esencial para garantizar sistemas de salud resilientes
Situación global (2024)
Categoría | Personas afectadas |
---|---|
Sin acceso a agua potable segura | 2.100 millones |
Con agua de superficie | 106 millones |
Sin saneamiento seguro | 3.400 millones |
Defecación al aire libre | 354 millones |
Sin higiene básica en el hogar | 1.700 millones |
Hogares sin ninguna instalación | 611 millones |
Centros de salud sin agua básica | 9% (≈743 millones) |
Centros de salud sin saneamiento | 8% (≈661 millones) |
Centros de salud sin higiene | 9% (≈722 millones) |
El informe del JMP confirma que el progreso es real, pero insuficiente. Alcanzar la cobertura universal antes de 2030 requiere acelerar la inversión y priorizar a las comunidades más marginadas. El agua, el saneamiento y la higiene no son un privilegio, sino un derecho humano básico cuyo incumplimiento se traduce en muertes evitables y en una traba estructural al desarrollo.
Fuente: https://www.elboletin.com/