Es demoledor hablar de tu vida cuando consideras que lo que se llama vivir empezó ya pasados los 40 años de edad. Y que todo lo anterior fue “mierda”. Igual de devastador que contar delante de la gente tu testimonio: te preguntas cómo enfrentas, con qué palabras se resume una vida llena de abusos, incesto, trata, violaciones y agresiones desde los tres años de edad. Desde los tres años de edad. Hay que repetirlo para que entre en la cabeza, para que de alguna forma sea posible asimilarlo. Incluso aunque lo hayas vivido, como es el caso de Kamila Ferreira, activista y superviviente de la explotación sexual infantil. Afirma Kamila que necesitaría una vida entera para contar lo que le pasó y que ni aun así sería suficiente. Pero lo hace. Lo resume como puede, como herramienta “empoderadora” ante el público asistente a unas jornadas sobre prostitución y trata organizadas
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