A Sonia Sánchez, argentina, la prostituyeron a los 16 años. “Era la puta de todos y para todos. Yo no lo elegí. ¿Quién elige eso? Era una chica empobrecida”, cuenta en el acto celebrado en Madrid por la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres, en colaboración con el Ministerio de Igualdad. Esta superviviente de la prostitución y la trata reconoce que, a sus 60 años, no es una mujer sana ni libre “por todas las violaciones de puteros que he sufrido. Por favor, no los llamen clientes”. Sin embargo, también confiesa que “mi mayor venganza es querer curarme y ser feliz”.
En España 114.576 mujeres se encuentran en situación de prostitución, un 80% de ellas en riesgo de trata con fines de explotación sexual y un 8,5% en riesgo alto de trata, con Baleares, Cataluña y Valencia entre las autonomías con mayores tasas de prostitución, según el último Macroestudio sobre trata, explotación sexual y prostitución de mujeres: una aproximación cuantitativa del Ministerio de Igualdad.
‘Ninguna mujer nace para puta’
La activista feminista también es la autora del libro autobiográfico Ninguna mujer nace para puta, en el que reflexiona sobre el dolor y las secuelas psíquicas, físicas, emocionales, espirituales de ser prostituida por varios proxenetas en Buenos Aires a lo largo de los años. En su obra, crítica a los chulos, a los puteros, y a los Estados, desde una perspectiva feminista y abolicionista, por permitir “un negocio de miles de millones de euros” que destruye los derechos fundamentales de las mujeres.
¿Existe la libre elección en la prostitución? Según Sonia Sánchez, no. “Hablar de la prostitución para mí es describir esas violencias porque, en realidad, nos venden el discurso del trabajo sexual, nos venden la falsa toma de decisión. ¿Ustedes saben lo que tiene que hacer una puta dentro de un prostíbulo?”, pregunta Sonia.
¿Qué es ‘la piñata’?
“¿Alguien sabe lo que es la ‘piñata’?”, inquiere Sánchez. Silencio sepulcral entre el auditorio, la mayoría mujeres jóvenes. A mí sólo me suena a la bolsa de chuches y regalos de cumpleaños infantiles. La activista feminista nos explica que la piñata es la modalidad más cara dentro de la prostitución. “Es violar a una mujer embarazada de nueve meses”, dice.
“¿Saben por qué es carísima? Porque el putero, ese hombre que vive en nuestra casa, que es nuestro marido, nuestro hermano, nuestro cura, nuestros jueces, políticos, policías, sindicalistas, jugadores de fútbol, no solo están violando a la puta. En el mismo momento también violan a esa niña y a ese niño que está creciendo dentro de su panza. ¿Qué mujer en el mundo puede decidir con libertad eso?”, añade Sonia.
Marketing del proxeneta
Sin embargo, se sigue normalizando y “embelleciendo” la prostitución en nuestra sociedad. “No se crean el marketing de los proxenetas. Esto no es trabajo en el que una esté porque lo ha decidido, hasta la jubilación, cotizando a la Seguridad Social. ¿Alguien se cree eso?”, pregunta, con ironía Sánchez, mientras camina por el salón de actos de la biblioteca e intenta tranquilizarse, saludando a “mis amigas y hermanas. Ah, también hay hombres, ¡qué bien!”.
“Es el falso lenguaje del discurso fálico patriarcal. La prostitución no es un trabajo sexual, sino una violación. Yo sólo era vagina, ano, y boca. Pero es que ahora, con la prostitución virtual, también nuestras hijas, nietas y biznietas pueden ser lo mismo, aunque hoy lo llamen subir contenido erótico”, denuncia Sánchez.
El 75% de las víctimas de trata y prostitución se anuncian en páginas webs, según la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Dos modelos de explotación sexual
La activista feminista nos relata que hay dos modelos de explotación sexual. La antigua, en la que las mujeres están en la calle, en los prostíbulos, en los pisos; y la moderna, que se desarrolla en plataformas online como Onlyfans, Tik Tok, Cafecito, Manyvids o Fansly.
Al principio todo parece bonito en Onlyfans y “en el resto de esas porquerías. Que vas a ser modelo, que vas a ganar mucha plata, y las niñas ven a estrellas de la televisión que lo hacen y se deslumbran”, añade Sánchez. “¿Alguien se lo cree?”, repite.
“¿Vas a ser tan pringada como para hacerlo gratis?”, preguntan, encubiertamente, los captadores de Onlyfans, mientras dan consejos y guían a las chicas jóvenes en la plataforma. En los comentarios de un vídeo de un reclutador en YouTube, una de ellas comenta que le han dicho que es igual que Instagram.
Cuando le pregunto a Quora —una red social donde cualquier persona puede realizar una pregunta y cualquiera puede dar una respuesta—, qué plataformas hay para subir contenido erótico, devuelve exactamente, lo que ha dicho Sonia. En seguida un usuario me sugiere un link en el que me anima a hacer clic con un reclamo publicitario: “Pincha aquí para empezar a ganar dinero muy fácil en WhatsApp”.
Educación sexual desde un ángulo feminista
Sánchez se dedica a dar charlas en Institutos de Buenos Aires para concienciar a las adolescentes sobre los grandes peligros y sufrimientos que conlleva la prostitución. Una vez dio una clase en un colegio de élite, con una sola condición: que los padres vieran la charla por Zoom, sin intervenir, sin que lo supieran sus hijos y sus hijas de 16 años. Todos aceptaron.
La sorpresa fue mayúscula. Sánchez les preguntó a los chicos: “¿Conocéis Onlyfans? Ellos contestaros que sí. La siguiente pregunta fue si entraban en Onlyfans. “No tenemos plata, Sonia”, respondieron. Luego les hizo las mismas preguntas a las chicas. Todas se callaron menos tres chicas adolescentes que sonrieron, cruzando los brazos.
Un minuto más tarde, ellas le dijeron a Sonia que no era violación como lo suyo. “Es hacerlo con un viejo al otro lado del mundo al que no conozco”. “No. Es una autoviolación”, respondió Sonia. Todos la miraron como diciendo: ‘Por favor, que se acabe ya la charla’. Si te ponen un espejo con la verdad es duro, pero es el único espejo que coloca nuestra entrevistada es ese.
España, el país de Europa con más puteros
“En casa siempre hay lentejas y a mí lo que me apetece es cerdo asado”, dice Pedro, casado de 45 años, padre de dos hijos. “Las estoy probando de todos los colores y sabores”, afirma Luis, 23 años, estudiante. “Mejor ir de putas, las demás entre flores, cenas y regalos, las demás salen más caras”, asegura Juan, de 65 años, jubilado.
Son testimonios reales de puteros españoles. Pertenecen a una campaña de la ONG Médicos del Mundo de hace cinco años, cuyo hashtag era #HablanLosPuteros. Los médicos y médicas querían poner el foco en ellos, no en ellas. No fue viral.
Los hijos de las prostitutas
“Las mujeres prostituidas tienen de cero a diez hijos sin saber quién es el padre. He visto a muchas hermanas parir en prostíbulos y no en hospitales. De eso nunca se habla. ¿Por qué?”, dice la superviviente de la prostitución. “Porque no interesa, hermanas”.
“¿Qué futuro tienen esos niños y niñas?”, pregunta Sonia Sánchez. Afirma no estar orgullosa de ello, pero confiesa que ha tenido cinco abortos porque sus embarazos eran consecuencia de “violaciones”. Abortos clandestinos, con los riesgos que acarrean.
Relata que, en Buenos Aires, a las prostitutas las metían en la cárcel, mientras los puteros se iban a sus casas “a hacer de buenos padres, de buenos abuelos, de buenos hermanos”, mientras que a ellas las dejaban semanas en el calabozo. Allí las mujeres dejaron que responder que tenían hijos a la policía porque se los quitaban.
Salidas y soluciones a la prostitución
Para Sonia Sánchez, la salida de la pesadilla para tantas mujeres pasa porque las mujeres abolicionistas, las prostituidas y “las supervivientes nos unamos” y demos a estas víctimas de violencia sexual, física, y psíquica una segunda oportunidad. “Restituir sus derechos económicos, sus derechos morales, sus derechos psíquicos”.
La solución también pasa por tapar los agujeros legislativos y que el Estado le dé a esas mujeres una posibilidad de vida digna. Sonia quiere coger un tren mejor en la vida tras sobrevivir al infierno. “Yo no conozco los besos, las caricias sino solo los manoseos y los golpes”. Reivindica su derecho al amor y al cariño.
La superviviente termina proponiendo una solución original: crear cómics, vídeos, fanzines, películas para llegar a los adolescentes y hacer un marketing del abolicionismo que a ellos les cale de verdad. “Para que nuestras hijas, nietas, biznietas no tengan que sufrir el trauma que he sufrido yo”.
“Estoy nerviosa. No sé cómo me he dejado convencer. Ahora me estaría tomando mi cervecita de relajación en casa”, bromea al terminar. Luego se para ante un cartel en el que pone: “Si tú no pagas, no hay prostitución”. Hay lleno hasta la bandera en la biblioteca pública Iván de Vargas en Madrid para escuchar el testimonio de Sonia. Todas y todos estamos con el corazón en un puño.
Fuente: https://www.rtve.es/