En los últimos años, se ha registrado un incremento significativo en el número de casos de abuso y explotación sexual infantil, una situación que, según apuntó recientemente la agencia de coordinación policial en la UE, Europol, ha sido agravada por la pandemia del coronavirus.
“Los niños son particularmente vulnerables, especialmente porque la pandemia está correlacionada con un mayor intercambio de imágenes sobre abuso sexual infantil en línea, y tenemos la obligación de protegerlos”, dijo este miércoles en un comunicado el vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Margaritis Schinas, con motivo del Día Europeo de la protección de los niños contra la explotación y el abuso sexuales.
Europol presentó un informe el pasado mes de junio en el que alertaba de que, a medida que los Estados miembros habían introducido restricciones y cuarentenas, había observado un creciente intercambio de material de producción propia relacionado con la pornografía infantil en internet.
Este es un problema que afecta especialmente a nuestro continente: “Europa se ha convertido en el epicentro del alojamiento de imágenes de abuso sexual infantil”, según explicó ayer, martes, la directora ejecutiva de Europol, Catherine de Bolle, en un mensaje en su cuenta de Twitter.
Al respecto, y en línea con su compromiso y determinación de luchar contra el abuso sexual infantil, la Comisión presentó en julio su estrategia global que pondría sobre la mesa una legislación que garantizase a los proveedores de servicios de comunicaciones en línea que pudieran continuar con las medidas voluntarias para detectar estos casos.
Unos meses después, en septiembre, el ejecutivo comunitario presentó la primera de una serie de tres propuestas legislativas para intensificar esta lucha, que hará que el correo web o los servicios de mensajería, queden regulados por la Directiva sobre privacidad electrónica.
UNA INJERENCIA EN LA PRIVACIDAD, SEGÚN EL SEPD
Sin embargo, el Supervisor Europeo de Protección de Datos (SEPD) emitió la pasada semana una opinión en la que señala que las medidas previstas por la Comisión “constituirían una injerencia en los derechos fundamentales respeto a la vida privada y la protección de datos de todos los usuarios de servicios de comunicaciones electrónicas muy populares, como las plataformas y aplicaciones de mensajería instantánea”, explica el informe.
Esta figura, cuyo cometido es garantizar el correcto cumplimiento de los datos personales personal y el uso de tecnologías que puedan impactar en dicho cumplimiento, subrayó que las cuestiones en juego “no son específicas de la lucha contra el abuso infantil, sino de cualquier iniciativa destinada a la colaboración del sector privado con fines policiales” y pidió que la propuesta “no se adopte (…) hasta que se integren todas las garantías necesarias”.
Al respecto, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson criticó que esta opinión pasaba por alto dos puntos esenciales “la privacidad de la víctima infantil y la posibilidad de rescatar niños en tiempo real”, escribió en sus redes sociales.
Este miércoles, con motivo de la celebración del día europeo contra la explotación y el abuso sexual infantil, la comisaria reiteró en un comunicado que “las empresas deben poder informar para que la policía pueda detener la circulación de imágenes e incluso salvar a los niños”.
“Imagínense como una víctima infantil sabiendo que el peor momento de su vida sigue circulando en internet. Peor aún, imaginen que se perdió la oportunidad de salvarse de un abuso continuo porque las herramientas se volvieron ilegales”, manifestó la comisaria.
Por su parte, una portavoz de la Comisión dijo a Efe que “la rápida adopción del Reglamento provisional propuesto es necesaria” y que “no se debe impedir que las empresas tomen medidas para garantizar que no se abuse de sus servicios para difundir imágenes y vídeos de abuso sexual infantil”.
“Seguiremos trabajando en estrecha colaboración con el Parlamento Europeo y el Consejo para ayudarles a adoptar rápidamente la propuesta de solución provisional”, concluyó la portavoz.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/