La misión del voluntariado es «transformar la sociedad», junto con la asistencia de las personas que lo necesitan. Así lo explicó la vicepresidenta de la Plataforma de Voluntariado de España, Paca Sauquillo, encargada de una organización que aglutina a 29.000 asociaciones y 2,2 millones de voluntarios en España desde 1986. Sauquillo participó en la facultad de Educación en el Foro del Voluntariado, donde estuvo acompañada por el vicepresidente de Unicef, Fernando Sequeira; la coordinadora estatal de voluntariado de CEAR, Mariví Roldán; y el vicepresidente autonómico de Cruz Roja, Juan Carlos Santos, para recordar los derechos sociales y las conquistas de los voluntarios en democracia.
En este sentido, Sauquillo puso el acento en la necesidad de que el voluntariado realice un trabajo coordinado. En concreto, puso el ejemplo de la ayuda que estos días se ofrece al pueblo ucraniano, donde «la buena voluntad de la gente es acoger a una familia», pero tiene el problema de que «la gente se cansa», bien por aspectos económicos o de convivencia, creando un posible problema con la situación de refugio. De hecho, la vicepresidenta de la Plataforma del Voluntariado argumentó que gracias a la coordinación se ha ido generando tres hitos históricos de los voluntarios, como la ley de 1995, que organiza el voluntariado en España; la creación del año europeo de voluntariado en 2011, que puso el acento en el desarrollo normativo del voluntariado que se puso en el papel en 2015 con la ley primero y después con un reglamento que podría estar listo «el próximo año».
Para llegar aquí se ha puesto el acento en un aspecto clave y es que ser voluntario es una labor que no es sustitutiva del trabajo remunerado. Por este motivo se debe firmar un acuerdo entre voluntario y organización sobre aspectos claves como el seguro, que cubra la labor que realice en la entidad.
Más allá de la ayuda o la solidaridad, la vicepresidenta de CEAR puso el acento en la denuncia como elemento clave del trabajo social, recordando, al ser una entidad que trabaja con solicitantes de asilo, que hay 84 millones de personas desplazadas de su país por conflictos, de los que solo 65.000 llegan a España. De estos, el 5% logra el estatuto de refugiado, un 30% el humanitario y el resto se le deniega. Se trata de datos previos al conflicto ucraniano, que espera otros cuatro millones de refugiados en el mundo, en lo que será el mayor dato «desde la segunda guerra mundial». CEAR recordó que una persona refugiada «sale con una maleta y llega a unos procesos administrativos de protección muy complicados de conseguir», explicó, aunque se haya simplificado para Ucrania por un mecanismo que se emplea por primera vez.
Por su parte, el vicepresidente de Unicef recordó que son una entidad que trabaja con la ONU y que cuenta con algunos voluntarios, vinculados desde su sede en Ginebra. El cierre de la mesa estuvo a cargo de Juan Carlos Santos, vicepresidente autonómico de Cruz Roja, quien señaló, una clave más para los voluntarios,la adaptación. Por ejemplo, Cruz Roja empezó atendiendo víctimas de guerra, de tráfico o el 112 y la teleasistencia en Castilla-La Mancha. «Todo lo que hemos hecho ha tenido un inicio y desarrollo» para luego adaptarse y evolucionar cuando la administración se ocupa de esa área.