La solidaridad de la dana sigue llegando cuando se cumple el primer aniversario de la catástrofe. Y es que tras una tragedia como la vivida, también encontramos historias positivas, la de personas que vinieron a ofrecernos su ayuda cuando más la necesitábamos. Es el caso de Naroa Urruchurtu, una joven de 24 años que vino desde Burgos el 11 de noviembre y se quedó durante tres meses en Catarroja y que ahora, un año después ha vuelto para comprobar por ella misma cómo avanza la situación, documertarlo, y volver a tender la mano a quien lo necesite. Nos encontramos con ella en el barrio Orba de Alfafar, al que acudió porque le dijeron que era “de los más afectados todavía” y quería comprobarlo.
“Hace un año estaba en Burgos en la comodidad de mi cama, cuando vi a través de las redes sociales lo que estaba pasando en los pueblos de Valencia. Al principio no le di mucha importancia, pero empecé a ver que la gente publicaba fotos de sus desaparecidos, de gente encontrada, de medicamentos, necesidades… y el 11 de noviembre conseguí un BlaBlaCar y me vine a Valencia”, relata Naroa, que tomó esta decisión tras terminar sus prácticas en enfermería veterinaria el 10 de octubre, y en cuestión de un mes llegó a Catarroja.
Los primeros días, la joven estuvo durmiendo en el polideportivo de la Florida, que acogió a voluntarios y voluntarias de la dana. Más tarde, acabó en la casa de una familia en el barrio de las Barracas, una de las zonas más afectadas por la dana en Catarroja. “Venía para tres días y me quedé tres meses. Ahora un año después he vuelto para acompañarles a ellos como damnificados y acompañar a las familias de las víctimas mortales”, explica.
“Durante los tres meses que estuve me encontré de todo. Si de normal Catarroja te lo puedes recorrer en media hora, tardabas tres horas. Había mucha presencia militar, daba respeto”, narra Naroa. La joven ayudaba en puntos de reparto de alimentos y bienes de necesidad como ropa, en los que explica que “no había protección”: “los puntos de recogida eran bajos sin persianas, ya que fueron arrasadas por el agua, entonces los voluntarios, personas que no habíamos sido afectadas, hacíamos guardias nocturnas para que no saquearan los puntos de recogida”.
Un año después
Ahora, tras su vuelta, se ha encontrado unos pueblos “aparentemente bien”, con negocios abiertos. Pero también ha encontrado carencias: “le preguntas a la gente y te cuenta que el servicio médico no está totalmente restablecido, los colegios no están como tienen que estar, el servicio de transporte público tampoco. Lo que ves por la calle es todo obreros”, declara. La de Burgos se acercó a los barracones del IES Berenguer Dalmau para ver las condiciones en las que estudian los jóvenes del municipio.
La joven también ha aprovechado su visita para documentar todo lo que se va encontrando y los testimonios de las personas que residen en municipios afectados, y publicarlo en sus redes sociales para que llegue a personas de otras ciudades y vean la situación un año después de la dana. “Estoy comprando periódicos locales para poder recabar información con el objetivo de subirlo a mi cuenta personal en redes sociales y que el Diario de Burgos también pueda publicar el tema”.
Fuente: https://www.eldia.es/



