Los vencejos ya están aquí, en Toledo, sobrevolando la ciudad con sus gritos agudos y su bailes ágiles y alocados, entre las murallas del Casco Histórico y planeando por el cielo del resto de los barrios. Nos anuncian el calor, los días eternos de verano y forman parte del paisaje toledano. Cada primavera tras un largo viaje desde África, donde pasan el invierno sin posarse apenas, llegan a España y se quedan hasta principios de agosto. Aquí construyen sus nidos en pequeñas grietas y oquedades a elevadas alturas de edificios.
Este vencejo común, cuyo nombre científico es Apus apus pasa casi toda su vida en el aire y solo se posa para criar. Sin embargo, su peculiar morfología -patas muy cortas y poco funcionales para caminar- les impide levantar el vuelo si caen al suelo y, por eso, «cada año, decenas de polluelos caen prematuramente de sus nidos y quedan indefensos, sin posibilidad de ser alimentados por sus padres ni de remontar el vuelo por sí mismos», según explican desde la Red de Salvamento de Vencejos de Toledo una asociación que se creó en 2019, coordinada por la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la UCLM y Esparvel, junto con el Centro de Recuperación de Rapaces Ibéricas (CERI) y el cuerpo de agentes medioambientales.
Desde hace seis años trabajan para dar una segunda oportunidad a estos pequeños supervivientes y en los últimos años han logrado realizar más de 1.200 rescates. Todo un referente en conservación y ciencia ciudad.Esta semana, el biólogo y zoólogo Ángel Velasco García, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y uno de los impulsores de esta red de voluntariado, ofreció una charla en la terraza de Recaredo sobre los vencejos dentro del ‘Pint Of Science’, el festival que llena de ciencia los bares de todo el mundo. Mientras los vencejos volaban a su antojo por el cielo, el científico explicaba el asombroso comportamiento de estas aves, su adaptación al entorno urbano y su relevancia ecológica en la ciudad. En la charla animó a participar en esta red de voluntariado y recordó que «cuidar a los vencejos es cuidar también de nuestras ciudades porque, entre otras cosas, son clave en el equilibrio ecológico y en la lucha contra los insectos transmisores de enfermedades».
Los vencejos están adaptados para realizar todo su ciclo vital, salvo la nidificación, en el aire. Se alimentan de insectos, duermen y se reproducen durante el vuelo. Y, al ser una un ave aérea, los polluelos que se caen de los nidos quedan indefensos y esto genera una alta pérdida de individuos de la especie. Por eso, la Red de Salvamento de Toledo se encarga de su recuperación y posterior liberación. Si alguien encuentra un vencejo en el suelo, recomiendan «recogerlo con mucho cuidado, colocarlo en una caja de cartón con agujeros para que respire, ofrecerle unas gotitas de agua en el borde del pico, sin forzarlo» y llamar al 112 para que un agente Medioambiental acuda a recogerlo y dárselo a los voluntarios para que les salven la vida.
Fuente: https://www.abc.es/