Resulta familiar encontrar fechas estampadas en las etiquetas de los productos que ofrecen las tiendas de alimentación. Se trata de la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente, que nos proporcionan importante información acerca de la vida útil de los alimentos y la seguridad alimentaria. La primera establece hasta qué día un alimento puede consumirse sin riesgos para la salud, mientras que la segunda indica hasta cuándo un alimento mantiene las propiedades óptimas. Pero a pesar de su utilidad, aún queda por entender cómo se interpretan estas etiquetas en la práctica cotidiana y cómo influyen en el desperdicio alimentario. Etiquetas aliadas en la gestión, pero insuficientes para frenar el desperdicio El estudio «La implicación de los consumidores europeos con las etiquetas de fechas y sus implicaciones para el desperdicio de alimentos en los hogares», publicado en la revista Food Quality and Preference evaluó el comportamiento del consumidor, especialmente
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