No se sabe con exactitud cuántas personas son víctimas de la explotación sexual, pero sí que mínimo el 90% son mujeres y niñas. Amelia Tiganus fue una de ellas y ahora es una de las caras más visibles por la abolición de la prostitución. Las asociaciones estiman que su historia y sufrimiento es el mismo que padecen cientos de miles en nuestro país y, como ella denuncia, parece que a nadie le importa. Fabricar a la víctima Los informes internacionales no dudan en asegurar que los traficantes de personas se aprovechan de los traumas y las necesidades económicas de las víctimas. Tiganus nació en 1984 en Rumanía, en una familia de clase obrera. Con solo 7 años, su tío comienzó a abusar sexualmente de ella y a los 13 fue víctima de una violación múltiple. Relata que a partir de ese momento su vida se convirtió en un infierno por
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