Los participantes del programa Julio abierto descubrieron Toledo a través de una ruta nocturna que les permitió entrar en contacto con las leyendas sobre templarios, brujas, etc. así como la historia de la Jerusalén de Occidente. Entre palomas, gatos y algún que otro murciélago, los estudiantes se avezaron en recorrer las laberínticas y literarias calles de la antigua capital de los godos.