El voluntariado universitario sigue creciendo tras el descenso que experimentó a causa de la pandemia y de la interrupción de la actividad presencial. Con la normalización de la actividad ya el año pasado, y definitivamente este, la vocación solidaria suma adeptos entre los universitarios por segundo año consecutivo. Así, durante del curso 2022/23, un total de 19.460 estudiantes participaron en acciones de voluntariado a través de su universidad, lo que supone un 13% más que el año anterior.
Esta es una de las conclusiones del XI Estudio sobre voluntariado universitario, realizado por la Fundación Mutua Madrileña con motivo del lanzamiento de los XI Premios al Voluntariado Universitario, que tienen abierto el plazo de inscripción hasta el 31 de octubre. En el informe han participado 41 centros universitarios, tanto públicos como privados (el 44% del total) y 75 entidades sin ánimo de lucro.
Otro dato destacado del informe es que de esos 19.460 voluntarios la gran mayoría son mujeres, suman casi ocho de cada diez alumnos (77%), con lo que se rompe la paridad de género que por primera vez reflejaba el estudio anterior. Y en consonancia con lo observado en años anteriores, los alumnos de la rama de ciencias sociales y jurídicas vuelven a aparecer como los más solidarios; suman la mitad de los alumnos que participan en acciones solidarias, seguidos, de lejos, por los estudiantes de ciencias y ciencias de la salud, que aportan el 10%.
Los alumnos dedican entre dos y cuatro horas semanales a las labores de voluntariado, que están destinadas, fundamentalmente, a menores en situación de vulnerabilidad y a colectivos en riesgo de exclusión social, seguidos por los relacionados con los colectivos con diversidad funcional, cooperación al desarrollo y medio ambiente. Nueve de cada diez proyectos de voluntariado en los que participan los alumnos se realizan en España y se prolongan, de media, entre los tres y los seis meses (44%), con lo que aumenta la continuidad de las iniciativas respecto al año pasado (los inferiores a tres meses ya solo suponen un 15%).
El estudio deja otros datos, como que seis de cada diez universidades españolas colaboraron en más iniciativas de voluntariado que el año anterior, hasta alcanzar los 2.112 proyectos, que han impactado en 174.974 beneficiarios. Del total de proyectos, un 32% corresponde a iniciativas nuevas que han sido emprendidas durante ese curso. Gran parte de esas iniciativas, el 63%, se desarrollan en colaboración con una entidad sin ánimo de lucro y se realizan gracias a la contribución de los alumnos.
Socio estratégico
“Las ONG han encontrado en la universidad un socio estratégico con el que colaborar y nutrirse de una red de voluntarios comprometidos con la mejora de la sociedad”, manifiesta Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña. Prueba de ello es que dos de cada diez entidades encuestadas revelan que la mitad de sus voluntarios cursan actualmente estudios superiores, “lo que convierte a este colectivo en un puntal necesario para el voluntariado”, afirma Cooklin.
La Universidad de Santiago de Compostela, con 2.677 alumnos voluntarios; la Universidad de Granada, con 2.535, y la de Girona, con 2.301, lideran el ranking de la participación estudiantil en actividades solidarias. Y en cuanto a las que más emprenden, la primera es la Universidad de Murcia, con 430 acciones, seguida de la Universidad de Girona, con 326 iniciativas, y la Universidad de Santiago de Compostela, con 285 proyectos.
La comunidad universitaria es cada vez más consciente de su importante papel a la hora de educar a los jóvenes en la faceta solidaria. Por ello, seis de cada diez centros encuestados disponen de un departamento específico destinado a coordinar sus programas de acción social y a fomentar el voluntariado; y tres de cada diez integra esta labor dentro de otros departamentos. Sin embargo, su esfuerzo adolece de falta de financiación, ya que solo el 27% de las universidades consultadas reconoce destinar un presupuesto superior a los 25.000 euros.
Lorenzo Cooklin destaca que “los jóvenes desempeñan un papel crucial como la fuerza impulsora del voluntariado. Su energía y entusiasmo ilimitados, su capacidad de innovación, sus habilidades sociales, sus conocimientos digitales y de idiomas, su empatía hacia aquellos que sufren y su pasión por cambiar el mundo, entre otros, hacen de este colectivo un puntal necesario para el voluntariado”. Por ello, apostila, “muchos de estos jóvenes encuentran en el entorno universitario el medio necesario para activar y canalizar su espíritu solidario”.
Fuente: https://cincodias.elpais.com/