“La mejor manera de encontrarse a uno mismo es sumergirse en el servicio a los demás”. Con esta frase de Gandhi resume Maricarmen Palomares, presidenta de la Plataforma del Voluntariado de Castilla-La Mancha, el espíritu que mueve a miles de personas que cada día dedican parte de su tiempo a mejorar la vida de los demás.
En una región donde la solidaridad tiene raíces profundas, esta joven plataforma, creada en diciembre de 2022, se ha convertido en un espacio de coordinación, aprendizaje y visibilidad para el tercer sector.
La entidad agrupa a organizaciones tan diversas como Cruz Roja, ONCE, Down Castilla-La Mancha, CLM Inclusiva, Plena Inclusión, Proyecto Kieu, Cave CLM, Adace, Scouts CLM, Movimiento por la Paz, la Federación de Autismo, el Teléfono de la Esperanza y el Fórum de la Discapacidad de Cuenca. Todas ellas comparten un mismo propósito: promover una sociedad más humana e inclusiva.
Tres años de unión y crecimiento
“Somos una plataforma muy jovencita, en comparación con las del resto de comunidades autónomas”, explica Palomares. “Empezamos a funcionar el 19 de diciembre de 2022, y surgimos de la necesidad de las entidades de dar una respuesta conjunta a la sociedad, no hacerlo cada una por su cuenta”.
Desde entonces, la plataforma ha trabajado para organizarse internamente, visibilizar su labor y poner en marcha proyectos comunes. Entre ellos destaca la exposición fotográfica 13 miradas de la solidaridad, inaugurada en Toledo, que muestra cómo los voluntarios de las distintas entidades entregan su tiempo y su energía “de maneras muy distintas, desde la discapacidad a la vulnerabilidad o el medio ambiente”.
Castilla-La Mancha cuenta con más de 144.000 personas voluntarias, una cifra que revela el alto nivel de compromiso social de la región. Sin embargo, Palomares advierte que “todavía falta reconocimiento hacia el voluntariado, hacia el valor que aportan todas esas personas que, de manera desinteresada, construyen comunidad”.
El voluntariado como motor de justicia social
“El voluntariado está creciendo en toda España”, asegura la presidenta. “Es una forma de acceder a la justicia social, la igualdad entre personas y la defensa de los derechos humanos”.
Desde acompañar a personas mayores hasta apoyar a jóvenes con discapacidad, pasando por proyectos medioambientales o de cooperación, el voluntariado abarca múltiples ámbitos.
Palomares insiste en que no hacen falta grandes gestos para transformar la realidad: “A veces basta con estar, con escuchar, con acompañar”. Por eso, la plataforma impulsa formaciones para voluntarios y técnicos, así como espacios de reflexión sobre temas actuales como la inteligencia artificial y su impacto en la gestión del voluntariado. “Queremos saber cómo puede ayudarnos la IA a mejorar nuestra organización, pero también qué riesgos puede implicar”.
Nuevos retos: atraer a la juventud
Uno de los grandes desafíos del voluntariado en la región, reconoce Palomares, es atraer a las nuevas generaciones. “El voluntariado entre los jóvenes está cambiando”, explica.
Las nuevas tecnologías han abierto la puerta al cibervoluntariado y al polivoluntariado, un modelo en el que los jóvenes colaboran con varias entidades a lo largo del tiempo. “Ya no se comprometen con una entidad para toda la vida, sino que participan en proyectos que les interesan, especialmente relacionados con el medio ambiente, la cultura o el deporte”.
La plataforma trabaja también con la Universidad de Castilla-La Mancha, que cuenta con un Fórum de Voluntariado para conectar a los estudiantes con entidades sociales. “La educación es clave. También sería importante que el voluntariado llegara a los institutos, porque es una edad excelente para despertar esa conciencia”, señala.
Hacia una nueva Ley del Voluntariado
La Plataforma del Voluntariado participa activamente en la elaboración de una nueva Ley del Voluntariado regional, en colaboración con la Consejería de Bienestar Social. “Han pasado treinta años desde la última ley, que fue pionera en su momento, pero el mundo ha cambiado mucho”, explica Palomares. “Queremos una ley basada en los principios de inclusión, tanto en el lenguaje como en el contenido”.
La propuesta busca reconocer las nuevas formas de voluntariado, fomentar la formación y valorar también la satisfacción de las personas beneficiarias, no solo la de quienes colaboran. “Queremos una ley abierta, flexible y duradera, que no se quede obsoleta en cinco años”, afirma.
Un voluntariado que transforma
Preguntada por su propio camino en el voluntariado durante la entrevista en Hoy por Hoy Cuenca, Maricarmen Palomares recuerda sus primeros pasos con emoción: “He estado siempre implicada, primero en voluntariado educativo y ahora más social. Hace que te sientas bien contigo misma. Todos los voluntarios lo decimos: recibimos mucho más de lo que damos”.
Palomares no duda en animar a cualquiera a dar el paso: “Los jóvenes, los mayores, todos tenemos mucho que aportar. Cada persona llega a las entidades con un capital humano muy importante. La solidaridad no se enseña, se vive”.
Fuente: https://cadenaser.com/