La presidenta de Cáritas Castilla-La Mancha avisa de que «la pandemia ha hecho que el número de voluntarios se reduzca de forma significativa». Alerta de que la heroína está volviendo y que parte de la población encadena una crisis con otra
Después de trabajar en radio y prensa –y también después de saber lo que es estar en el paro– Mónica Moreno llegó hace seis años a Cáritas Toledo. Desde entonces ha llevado el gabinete de prensa, haciendo comunicación interna y externa, protocolo… Desde enero dio el relevo a Javier García Cabañas en la Presidencia de Cáritas Castilla-La Mancha, un cargo que asume con «mucha responsabilidad». Por el momento, quiere seguir compatibilizándolo con todo este trabajo que hay que hacer de comunicación. «De momento no quiero perder mi vocación y lo seguiré llevando en la medida de lo posible», apunta. Como nueva presidenta tiene clara su misión: «El objetivo es representar a Cáritas y ayudar lo más posible para que las personas a las que representamos tengan una vida mejor y más digna».
¿Cuáles son los retos que afronta como presidenta de Cáritas Castilla-La Mancha?
Son el apoyo y acompañamiento, la promoción del empleo digno, incidir en políticas públicas justas, la ecología integral, pues el cuidado del medio ambiente forma parte de una de las prioridades de Cáritas, el voluntariado, que es prioridad en este momento, y dar respuesta a las pobrezas del siglo XXI, como son la drogadicción, la prostitución, la soledad, la falta de empleo, la brecha digital… Nos estamos adaptando con mucha creatividad y con los medios que tenemos para darle solución.
Sois un termómetro de cómo afectan las crisis a la población. Ahora hay mejores datos de empleo y recuperación ¿está llegando a todos?
La recuperación no está llegando a todos. Hay una parte de la población que está encadenando una crisis con otra y no consigue salir de esta situación. El empleo sí se está recuperando, pero también es cierto que hay mucha temporalidad, los salarios son muy bajos y eso hace imposible que muchas familias puedan hacer frente a los pagos.
Creemos que el escudo social ha fallado. A las personas y familias más vulnerables no les están llegando todas las respuestas públicas. Vemos que esta crisis ha erosionado la resistencia de las familias. Muchas de las que estaban bien, ahora tienen un elemento preocupante. Y algunas de las que estaban en exclusión social han empeorado la situación. Según el último informe Foessa, más de 71.000 hogares dependen económicamente de una persona que sufre inestabilidad laboral grave. La mayoría son jóvenes, personas de 45 a 65 años, inmigrantes y personas en exclusión social.
A todos los problemas acarreados con la crisis y la pandemia, se suma la subida de la luz y de los precios. ¿En qué medida les está afectando a los más vulnerables?
Sí se está notando. Al no tener una economía sólida y consistente, al tener sueldos que no les permiten llegar a final de mes, todos estos incrementos los están notando. En muchos casos las familias se ven condicionadas a dar alimentos o pagar los suministros y es ahí donde encontramos el mayor problema. Sí que hay un incremento de familias que necesitan que les ayudemos en el pago de suministros alquiler, vivienda, medicinas…. Necesitamos por eso ayuda económica para hacer frente a estos pagos.
Ha comentado que el escudo social falla, pero vemos que los presupuestos para servicios sociales van subiendo y se ha puesto un ingreso mínimo vital. ¿Por qué falla?
Haciendo referencia al ingreso mínimo vital, creemos que ha sido más mediático que efectivo. De cada diez personas en situación de pobreza severa, hay una persona que lo ha recibido. También las familias tienen dificultades para acceder a estas ayudas, pues ahora todo es online. La pandemia también ha puesto de manifiesto esa brecha digital. Desde Cáritas pedimos más coordinación con nosotros por parte de las administraciones porque somos los que estamos acompañando a las familias, los que estamos conociendo cada caso concreto, sus circunstancias y en muchos casos no pueden acceder a las ayudas. También la Junta tiene que revisar el tema de la renta mínima social porque el ingreso mínimo vital no llega a todas las personas.
¿Qué pide a las administraciones más cercanas con las que colaboran?
Les pedimos que a la hora del diseño de las convocatorias, tengan en cuenta la experiencia de las instituciones que estamos acompañando a las familias y a personas que están en muchos casos en una situación irregular y no tienen los recursos y medios para acceder a esas ayudas. Pedimos más dotación económica y que los trámites no sean tan complicados.
Y a la sociedad ¿qué le pide? ¿cómo podemos colaborar?
Al ser la Iglesia siempre pedimos oraciones porque es lo que nos sustenta. Aparte necesitamos donativos económicos. Vivimos unos tiempos en los que hay muchas necesidades y las ayudas se quedan cortas. En Castilla-La Mancha se ha puesto de manifiesto que los ciudadanos son muy generosos y cuando hemos hecho un llamamiento se han volcado. Lo hemos visto en la emergencia del coronavirus. Igual que hubo un tsunami que nos generó el coronavirus, hubo un tsunami de solidaridad.
También pedimos a las empresas su colaboración. Tenemos un programa que se llama empresas con corazón y en muchos casos podrían ayudarnos a contratar a trabajadores que vengan a las agencias de colocación y servicios de orientación laboral, ofreciendo una oportunidad laboral a tantas personas.
Desde el punto de vista del voluntariado, la pandemia ha hecho que el número de voluntarios se reduzca de manera significativa: de unos 6.900 en Castilla-La Mancha a unos 3.900. Eso ha hecho que nos replanteemos la necesidad de hacer un llamamiento a las personas que quieran colaborar con Cáritas. ¿Por qué ha descendido el voluntariado? Porque el perfil de las personas voluntarias de Cáritas era un perfil de riesgo, de más de 65 años. Esta pandemia en muchos casos ha hecho que tuvieran que dejar el voluntariado activo. De ahí que de Cáritas se hace un llamamiento para todos aquellos que querrían colaborar con nosotros. Ellos deciden cuándo, cómo, en qué proyecto, en todas las Cáritas diocesanas, locales, parroquiales. Los estamos necesitando. Si no, no podemos llegar a tantas personas.
¿Cómo se puede hacer llegar esa ayuda económica?
En todas las páginas web de Cáritas de Castilla-La Mancha o España hay una parte específica para hacer tu donación tanto online, llamando por teléfono o por bizum. Es muy fácil, igual que hacerse socio. También dirigiéndote a las Cáritas parroquiales, que tienen su número de cuenta para colaborar. Es muy sencillo y muy seguro.
Si alguien se está planteando ser voluntario de Cáritas o tiene dudas, ¿en qué tipo proyectos puede estar? ¿qué disponibilidad se le pide?
Como decimos aquí, estar en Cáritas es hacer de todo, pero cada uno se puede adaptar al proyecto en el que más se siente identificado. Habrá personas que a lo mejor quieren ayudar a las personas sin hogar, que quieren estar cerca de ellos y pueden hacer voluntariado en el centro de personas sin hogar. Pueden estar dando comida o si saben dar clases, pueden dar inglés. Nosotros nos adaptamos a lo que el voluntario quiera, siempre recordando que nosotros somos la Iglesia y que cuando acompañamos a los pobres, nosotros no lo hacemos por filantropía, sino por amor a ellos. Alguien puede querer trabajar en el área de empleo o en la parte administrativa. O para ayudar a los niños en la educación, con clases particulares. También tenemos talleres infantiles que por las tardes acompañan a las familias de nuestros programas de Cáritas a hacer los deberes o a jugar. El voluntariado es muy amplio, no son solo las acogidas y entregarles los alimentos, de hecho muchos están en los economatos, sino que ellos deciden qué es lo que quieren. A lo mejor tienen una idea y ven que es posible que se haga en su Cáritas parroquial. Pueden ofrecerla, valorarla e impulsarla.
¿Qué proyectos tenéis en el ámbito del empleo y la educación?
Desde el punto de vista de trabajo tenemos los talleres de empleo que están realizando casi todas las Cáritas diocesanas, talleres que ofrecen formación a personas desempleadas en distintos ámbitos. Todos los talleres tienen una parte de educación en distintas áreas como medio ambiente, igualdad, informática. No solo es fundamental la parte formativa práctica, sino que tiene cabida también una parte teórica.
Consideramos que es fundamental estar cerca de la educación de las familias y de las personas que acompañamos. En muchos casos tienen que retomar su vida, tienen que coger hábitos y en eso se trabaja. Para los escolares, en la mayoría de programas relacionados, hay una parte que tanto voluntarios como técnicos trabajan y tienen un contacto directo con los colegios.
Hay preocupación por el aumento de salas de juego, apuestas, adicciones a las nuevas tecnologías ¿cómo se puede encauzar?
En Cáritas estamos observando un crecimiento y demanda de familias que tienen personas adictas al juego o a las pantallas. Vemos que en un primer momento las familias no reconocen esta adicción. Hay un porcentaje y un elevado número de jóvenes y personas que son adictas, al juego, las apuestas. El bingo se está expandiendo mucho, está enganchando. También hay muchos casos de apuestas en videojuego. Desde Cáritas se está trabajando por reducir y por intervenir en este tipo de situaciones. Por ejemplo tenemos en Cáritas Diocesana Toledo un proyecto nuevo, el proyecto Lázaro.
Las campañas antidrogas de los ochenta y los noventa, las jeringuillas en los parques… dan una idea del drama que sufrió este país. Ahora no tenemos tantas campañas. ¿Eso significa que este problema es más controlable o es una amenaza mayor de la que pensamos?
Lejos de que se estén reduciendo, las drogas van en aumento. La pandemia ha puesto de manifiesto este incremento. Hay mucha soledad, hay mucha frustración y las drogas se ven como un refugio. Se mezcla el alcohol, la cocaína, las pastillas… En los años ochenta o noventa la heroína se puso de moda y luego parece que fue disminuyendo, pues ahora está volviendo la heroína y drogas de muy mala calidad.
Está provocando que haya muchas familias que estén rotas no solo porque sus hijos estén en esta situación, que en muchos casos les lleva a la muerte, sino porque este problema provoca una onda expansiva. Están destrozando viviendas, están delinquiendo, hay problemas familiares. En el proyecto Lázaro, que ha comenzado este curso, tenemos 16 casos en los que están interviniendo no solo de drogas, sino también desde el punto de vista de apuestas. Estamos trabajando en un plan de reducción de daños, riesgos, un plan integral para reducir el consumo y ayudar a las familias. Antes esta labor la hacía el secretario general de Cáritas Toledo de forma voluntaria. Al dejar la Secretaría se va a dedicar profesionalmente a ser trabajador social de este proyecto. También hay alguna experiencia similar en Ciudad Real.
Castilla-La Mancha es una de las regiones con más prostíbulos. ¿Cómo ayudan desde Cáritas a las mujeres que son explotadas sexualmente y qué deberían hacer los gobiernos?
Por ejemplo, está el proyecto Santa Marta, que se puso en marcha en 2015. Desde entonces 23 mujeres han conseguido salir del mundo de la prostitución a través de un acompañamiento muy cercano, apoyándole en todas las necesidades. Es un acompañamiento integral porque las mujeres que deciden salir de esta situación, necesitan de todo, se trabaja en cubrir las necesidades básicas tanto de limpieza, alimentación y también se trabaja mucho por darles una oportunidad laboral. Desde Cáritas trabajamos en red con Médicos del Mundo, Policía, Servicios Sociales, que son en muchos casos los que se acercan y presentan el proyecto Santa Marta a muchas mujeres.
La Covid ha invisibilizado la prostitución. Con la emergencia y el confinamiento se cerraron los locales, pero eso no significó que no se ejerciera la prostitución. En muchos casos son pisos en el centro de las ciudades y también está ahora se da el contacto por redes sociales. La mujer es mucho más vulnerable y también se ha abaratado el precio. Sin clientes no hay prostitución. Estamos trabajando por visibilizarlo, por dar voz a estas mujeres. En muchos casos son las más descartadas de la sociedad. Cáritas y la Iglesia está para acompañarlas.
Cáritas es una organización de la Iglesia. ¿En qué se aprecia ese componente religioso en su acción social?
Primero en el nombre porque Cáritas es la Iglesia haciendo caridad. La Iglesia ayuda a muchas personas de distinta manera, en la rama educativa, sanitaria… y nosotros hacemos la rama sociocaritativa. Se nota en el acompañamiento espiritual que también se ofrece, en que Cáritas está en muchos casos donde nadie quiere estar o cuando nadie quiere estar, no miramos horarios. Cuando tenemos una persona a la que estamos acompañando, los profesionales están interviniendo y ayudando hasta que consigue salir adelante. Para nosotros los pobres representan a Jesucristo. Una de las frases que decimos nosotros, que es de Santa Teresa de Calcuta, es que no lo hacemos por algo, lo hacemos por alguien.