La pugna de EEUU y China por la inteligencia artificial dispara el consumo energético y pone en jaque los objetivos climáticosEl presidente de EEUU, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping.
La pugna abierta entre Estados Unidos y China para liderar el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) ha disparado el consumo energético a medida que asistentes virtuales y generadores de imágenes se integran de forma acelerada en la vida cotidiana de millones de personas. Este fuerte incremento de la demanda de energía podría poner en jaque no sólo los compromisos climáticos, sino también la sostenibilidad del sistema eléctrico global.
Es una de las advertencias que han lanzado expertos reunidos en el marco de las jornadas Los retos del sector energético ante el desarrollo de la IA, organizadas por la Cátedra Manuel Ballbé, el Área Jurídica Global y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). El evento ha reunido a destacadas voces del mundo académico y jurídico.
“La IA en EEUU consume hoy en día un 3% de la energía y esta cifra alcanzará un 8% en 2030”, advierte Antonio Morales Plaza, lo que a su juicio implica que seguir adelante con la transición energética “sea crucial” para hacer frente a dicha necesidad energética, en opinión de Joaquín Rodríguez. El experto considera que “la mayoría de las infraestructuras con las que contamos en el presente fueron creadas para una era climática que ya no existe y por ello la inversión en infraestructuras de redes y distribución es de vital importancia”.
Integrar la IA en las grandes empresas
Entre los principales objetivos no sólo debería estar el de renovar infraestructuras, sino también acelerar la transición a fuentes renovables y mejorar la eficiencia de los centros de datos como una prioridad urgente para gobiernos y empresas. En paralelo, los expertos reunidos por la Universidad Autónoma de Barcelona han incidido en la importancia de contar con estructuras de gobernanza sólidas y un modelo organizativo con roles y responsabilidades bien definidos para integrar la IA en las grandes corporaciones. El uso de la inteligencia artificial impacta en la gestión de las sociedades de capital, sobre todo desde el punto de vista de las obligaciones y responsabilidades de los administradores.
Por un lado, han remarcado el papel crucial que juegan los consejos de administración en la definición de estrategias y marcos de supervisión con la definición de los principios de uso responsable de la IA – respeto al ser humano, no discriminación, proporcionalidad- recogidos en el reglamento europeo. Por otro, la gran importancia de la gobernanza de segundo nivel en la gestión de riesgos y controles más específicos, con el registro inventariado de los distintos sistemas de IA, casos de uso, testeo y valoración, despliegue y monitorización.
Además, han explicado que frente a una tecnología que puede mejorar la toma de decisiones, pero también conlleva riesgos como la opacidad algorítmica, la dependencia excesiva o el sesgo en los datos, han insistido en que los administradores deben ejercer un control efectivo, garantizando tanto el cumplimiento normativo como una adecuada reserva de juicio humano. En este sentido Francisco Javier Arias recalcó la “necesidad de aprobar políticas que regulen los algoritmos de decisión en las sociedades de capital”.
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