‘Las chicas de la estación’ se estrena el próximo 22 de noviembre. Tres días antes, el martes 19, se celebra el Día Internacional para la Prevención del Abuso Sexual contra los Niños y Niñas, que se organiza desde el 19 de noviembre de 2000 para dar visibilidad a una realidad demasiado cotidiana. La película de Juana Macías se basa en un caso real de explotación sexual de adolescentes acontecido en Mallorca. Sus protagonistas son tres jóvenes internadas en un centro de menores que, manipuladas por una ex interna mayor que ellas, comienzan a ganar algo de dinero mediante citas sexuales con adultos en los lavabos de la estación y acaban en manos de una red de prostitución.
Macias retrata la dura y vulnerable realidad de estas muchachas cuya única aspiración es celebrar por todo lo alto el cumpleaños de una de ellas asistiendo al concierto de la reina del ‘trap’ que idolatran. Pero si la vida en el centro no es de color de rosa, lo que encuentran en la calle, ese dinero fácil prostituyéndose en los baños, no es por supuesto mejor. Y aún lo será menos cuando una de ellas sea víctima de una violación múltiple en Nochevieja.
A la búsqueda de un cierto tono naturalista o documental –aunque la película tiene un estilo de cine social y de denuncia español posiblemente eficaz, pero no demasiado novedoso–, las tres chicas están interpretadas por tres debutantes (Julieta Tobío, Salua Hadra y María Steelman), seleccionadas tras un arduo proceso de casting que ha durado un año. Los temas de la cantante franco-española de reguetón y ‘trap’ La Zowi o de las raperas Kitty110 y La Blackie definen el mundo en el que viven las tres chicas, sus deseos de supervivencia canalizados a través del rap, las músicas urbanas y el perreo, hasta que se dan de bruces con la triste realidad.
El filme empezó a tomar forma cuando la cineasta madrileña leyó la noticia sobre la presunta violación de una chica de 13 años publicada en un periódico mallorquín el 8 de enero de 2020. Días antes de presentarse el filme en el festival de San Sebastián, en una de las galas de RTVE, Macías reconoció que trata de “una realidad que nadie quiere ver”. La directora confesó que ella también se sentía muy alejada de esa realidad, pero a medida que se iba acercando a ella, todo le parecía mucho más complejo.
Macías hizo sus reflexiones en el marco de una mesa redonda sobre el tema celebrada en otra fecha importante, el 23 de septiembre, en la que se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños. Hace más de un siglo, el 23 de septiembre de 1913, se promulgó en Argentina la primera ley en todo el mundo destinada a luchar contra la prostitución infantil.
Los jóvenes que violaron a la muchacha fueron condenados a un año de internamiento y 8.500 euros de indemnización para la víctima. El problema es que la policía sabía de otros casos de abusos sexuales a menores tuteladas, igual que lo sabían educadores y trabajadores de los centros en los que son internadas. Una cosa es no querer ver la realidad. Otra cosa es contribuir a que sea de esa forma.
El sistema no funciona
Las jóvenes internadas siguen siendo víctimas de agresiones sexuales. El sistema no funciona y la prueba está en otros casos que se han producido en Asturias, Navarra o Murcia, donde se produjo un acuerdo entre el ministerio fiscal y unos empresarios acusados de prostitución de menores, por no hablar del piramidal caso Sana de Madrid, con 25 procesados de una red que se dedicaba a prostituir a menores tuteladas.
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