Lo que hasta hace no mucho conocíamos como Responsabilidad Social Corporativa (RSC), acciones que en el caso de muchas empresas servían para cumplir el expediente o lavar conciencias, ha dado paso a un movimiento mucho más amplio que habla de la importancia de la sostenibilidad, tanto medioambiental como social. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)de la Agenda 2030 de Naciones Unidas han ayudado a estructurar mejor ese amplio paquete de medidas que sirven para conseguir que las empresas no se centren en exclusiva en su irrenunciable objetivo de ganar dinero, sino que lo hagan cumpliendo otros muchos propósitos. «Sin personas no hay nada, hemos puesto un cierto orden en la RSC», resumía el pasado jueves en un foro sobre este tipo de cuestiones Juan Royo Abenia, pionero en la materia en Aragón, economista e impulsor del mundo cómic, entre otras cosas. «La clave no es solo qué haces con el
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